Carolina Santelices nació en Ecuador y pasó su infancia enfrentando diferencias culturales, tras vivir también en Estados Unidos antes de llegar a Chile en su adolescencia. «Cada cultura me ofreció un espejo distinto,» dice, reflexionando sobre sus años formativos. Ella ni su familia eligieron ese destino, en vista que sus padres debieron huir en época de dictadura.
“Mi infancia y adolescencia me dejaron huellas que he debido enfrentar, trabajar y superar, y que gracias a lo que he vivido, he podido crecer como persona, he salido fortalecida y me siento afortunada de transformarme en un aporte desde lo que hago”, explica Carolina.
La transición a Chile fue particularmente dura, como un salto al vacío. «Llegué en un momento crítico, necesitando aferrarme a algo,» recuerda. Esta necesidad la llevó a un pololeo largo y tóxico que dañó su autoestima. Sin embargo, a través de estas experiencias, Carolina comenzó a entenderse a sí misma en relación con el mundo que la rodeaba, superando los ecos de su pasado.
A sus 49 años, Carolina habita un espacio de introspección y trabajo profundo en Santiago. Psicóloga de profesión, se dedica a impartir talleres y charlas sobre bienestar, salud mental y Disciplina Positiva, guiando a cuidadores y padres a través de los complicados terrenos de la crianza. Su vida es una narrativa de adaptación, pérdidas y la búsqueda de pertenencia.
Su familia, compuesta por su marido y tres hijos, se convirtió en el epicentro de su vida. «Formar la familia que siempre quise tener, es mi mayor logro,» afirma con una calma serena. Este núcleo le ofrece estabilidad y es el reflejo tangible de sus logros personales.
En Chile, las mujeres aún enfrentan un terreno desigual. «Aún luchamos por ser reconocidas y respetadas en igualdad de condiciones,» dice Carolina, observando la sociedad con un ojo crítico y esperanzado. Ella misma ha tenido que navegar en los roles tradicionales y las expectativas sociales.
Perseverante y apasionada por su trabajo, Carolina encuentra momentos de paz en su tiempo libre: viajar con su familia, compartir risas con amigos, explorar nuevas culturas. La terapia ha sido su refugio, ayudándola a confrontar sus inseguridades y a reafirmar su sentido de valor propio. «Cada logro, por pequeño que sea, es un ladrillo en mi estructura interna,» comenta.
El logro más significativo de Carolina no es solo su familia, sino su capacidad de vivir en coherencia con sus valores. «Agradezco cada experiencia, tanto las que me han herido como las que me han sanado. Todas me han moldeado,» reflexiona. Su vocación de servicio y su dedicación al bienestar de los demás son testigos silenciosos de su resiliencia y compromiso.
Conoce más a Carolina, en su web www.carolinasantelices.cl o en sus redes sociales; @carolasantelices
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